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viernes, 29 de octubre de 2021

SEXUALIDAD O VICIO

 

Por Pedro Taracena Gil

1 ACUDIMOS AL CONCIERTO DE LAS EMCIONES


Desde muy niños somos conocedores de los cinco sentidos del ser humano: ver, oír, oler, gustar y tocar. Estos cinco sensores constituyen las puertas por donde captamos nuestra sensualidad. Después nos han hablado del SEXTO SENTIDO, se trata de sensaciones sutiles ajenas a la percepción de la realidad y que pertenecen al universo esotérico. Oculto, reservado. Dicho de un concepto que es impenetrable o de difícil acceso para la mente. Doctrina que se transmitía oralmente a los iniciados en ella. En la Antigüedad era impartida por los filósofos solo a un reducido número de sus discípulos.

Otros tratados vienen a explicar que los cinco sentidos de la sensualidad, pueden y deben estar al servicio de la sexualidad. Pero la sexualidad como sentido autónomo y motriz de toda nuestra realidad humana, personal y social, se encuentra en el limbo de los prejuicios y de los complejos. Más aún, la cuestión sexual es una materia a la que es lícito censurar y en muchos de los casos ni mencionar. Tabú encofrado en la misión puramente biológica del aparato genital reproductor, femenino y masculino. El sexo es clandestinidad, frustración, tabú, en una palabra. No es ningún disparate si hablamos del SEPTIMO SENTIDO.

No solamente tenemos carencia de una educación sexual laica y sin tabúes, sino que ya nuestros ancestros condenaron al ostracismo más inhumano, el derecho a nuestra realización sexual. Realización sexual en libertad, igualdad, respeto y responsabilidad. Este vacío es patente y carece de interés para los responsables políticos de los planes de educación. Debieran corregir esta mutilación y sobre todo para que la educación sexual salga de la clandestinidad más hipócrita. Porque la educación sexual en libertad está bajo la vigilancia del nacionalcatolicismo.

Nadie es ajeno al tema de la sexualidad. Si se aborda sin perjurios y sin complejos, es fácil hablar de la sexualidad y de las sensaciones y emociones que produce. Porque en todos los seres humanos, salvo aquellos que voluntariamente renuncien a ella, brotan en su interior emociones sexuales. En términos de la cultura clásica es Eros quien hace acto de presencia, ante el principio de que a toda acción corresponde una reacción. Todo estímulo sensual o sexual tiene su respuesta con la excitación erótica. Los términos lujuria, libido, sexualidad, masturbación, coito, erotismo, homosexualidad, lesbianismo, son conceptos todos ellos negativos, marcados con el estigma de la moral judeocristiana. Todas estas sensaciones, emociones y sentimientos son malos y perversos. Aunque su origen sea religioso, la cultura laica los ha asumido como deshonrosos; imperando la supremacía machista en este campo. Desde niños hay que reprimir los sentidos naturales sin son de origen sexual.

Todos estos términos se comprenderán mejor si nos adentramos en el mundo de las emociones. Considerando y valorando los órganos genitales y la sexualidad como valores positivos. Es decir, dadores de emociones ajenas a la moral, la religión y las costumbres tradicionales. Para mejor entender la utilización de estos conceptos, es preciso aplicar a cada palabra el contenido que cada persona libremente le otorgue.

Sensaciones como el gozo, el placer, la alegría, el amor, la amistad, la ternura, las caricias, el erotismo, el coito, la masturbación, la felación, sin distinción de sexo, son en términos objetivos, energía cargada en positivo. Entre los siete pecados capitales, la lujuria es el que está directamente ligado a la sexualidad. Se define como “apetito torpe de cosas carnales” y la virtud contraria a este vicio es la castidad. Pero desacralicemos estos valores morales y religiosos. Para mejor entender este concepto de carga positiva, podemos utilizar el símil de dos asistentes a un concierto de música clásica, donde haya solistas, orquesta y coros. Uno de los asistentes es un simple amante de la música clásica, sin embargo, el otro, es un director de orquesta consagrado y además fue concertino de una de las orquestas que él dirigió. ¿Quién apreciará mayor gozó en este maravilloso concierto? ¿Quién de los dos percibirá los matices con mayor agudeza auditiva? Aunque sea muy difícil medir el mundo de las sensaciones y el universo de las emociones.

Este ejemplo sirve para ilustrar que la sexualidad ha sido apartada de las emociones si no está implicada directamente en los gentiles, garantes de la procreación. De esta manera mutilamos nuestra realización sexual. Cuanta mayor experiencia tengamos en el conocimiento y práctica de todos los instrumentos, mayor será nuestro gozo, nuestro placer y mayores satisfacciones compartiremos. El ayuntamiento de los animales se produce a través del instinto, que garantiza la procreación de la especie. Pero en el caso de los seres humanos, la procreación no viene impuesta y pueden realizarse sexualmente al margen de ella. Al margen de cualquier valor moral o religioso, el ser humano es libre de planificar la concepción de sus hijos. El control de la natalidad y la interrupción voluntaria del embarazo, emanan del derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo.

Volviendo al concierto de las emociones. No olvidemos que a todo estímulo corresponde una respuesta. Si el estímulo tiene carga positiva, la respuesta será placentera y positiva. Las emociones pueden venir también con carga negativa: el dolor físico, la tristeza, la angustia… ¿Por qué no responder con todas las emociones, incluyendo las emociones sensuales, sexuales, eróticas y hasta pornográficas? Estos conceptos han de salir del ámbito de la moral y la religión. Lo lúdico, lo impúdico, lo deshonesto desde el punto de vista sexual y la concupiscencia, no irradian en sí energía negativa. La resultante en el estado de ánimo de la persona es sexualmente muy positiva, aunque no estemos ante un acto sexual y genital exclusivo. Una persona realizada sexualmente en libertad, es una persona cargada de energía positiva. Y está mejor preparada para responder ante una invasión de penas, miserias y calamidades de carga a veces muy negativa.

Con este planteamiento, el autor de este brevísimo ensayo, es consciente de que puede ser incomprensible o incluso rechazable por la cultura judeocristiana. Donde el sexo está limitado a la procreación y toda realización sexual al margen de estos fines divinos, es negativa y en muchos casos considerada antinatural.


LA SEXUALIDAD ES PATRIMONIO DEL SER HUMANO EN AMOR E IGUALDAD

MUJERES

















HOMBRES


















2 LA SEXUALIDAD Y LA CLANDESTINIDAD

Por Pedro Taracena Gil

 Los hombres y las mujeres nacemos desnudos y la sociedad nos viste con los ropajes de la hipocresía, los prejuicios y los complejos. No sabemos hacer casi nada, salvo llorar, patalear y chuparnos el dedo. Pero la familia y la escuela nos ensañan a comer, andar, hablar, leer, escribir, relacionarnos con los demás, socializarnos, en suma.

 Aprendemos a descubrir y enumerar nuestros cinco sentidos: la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el oído. Estos cinco sensores constituyen nuestra sensualidad. Hay otro sentido que es el sexual. Los sensores de la sexualidad están polarizados en los órganos genitales, tanto de la mujer como del hombre. Su función última que no es la única, es garantizar la perpetuación de la especie, es decir la procreación.

 La sensualidad y la sexualidad, lejos de ser un conjunto de sensaciones y emociones separadas, están íntimamente ligadas. Ante cualquier estímulo aplicado a todas y cada una de las partes del cuerpo, se obtiene una respuesta de sensibilidad muy variada. Es decir, que la sexualidad no es exclusiva de las partes genitales. Y la realización sexual de la persona es un derecho que tiene el ser humano, al margen de prejuicios sociales, políticos y religiosos. No obstante, al igual que la familia y la escuela se ocupan de nuestra educación en general, la educación sexual ha quedado históricamente al margen de la persona, la familia y la escuela. Como si las mujeres y los hombres fuéramos seres asexuados.

 Es una situación carente de racionalidad que no seamos educados para el uso y disfrute de nuestra sexualidad. Que además tampoco seamos educados en temas ligados, directamente a las consecuencias de nuestra realización sexual. Materias relacionadas con las primeras relaciones sexuales a través de la información completa en el control de la natalidad. Evitando embarazos no deseados.

El uso y disfrute de nuestra sexualidad de forma individual o con otras personas, comienza y concluye en la más estricta clandestinidad. La sexualidad es una parcela del comportamiento humano totalmente proscrita en la tradición judeocristiana. En el Estado moderno la realización sexual es un derecho con cuatro vertientes fundamentales: la igualdad, la responsabilidad, el respeto y la libertad. No obstante, sigue sin haber una asignatura en las familias y las escuelas, para ensañar las diversas manifestaciones legales y legítimas que tiene la sexualidad.

 En la actualidad y pese a los avances sociales, seguimos practicando el sexo al margen de una pedagogía y didáctica sensuales y sexuales. Los niños descubren su sexualidad en la clandestinidad, que no en la intimidad. Porque el niño se comienza a masturbar con la sensación de hacer algo que está mal y contrayendo un complejo de culpa, aunque más leve que cuando tenía una connotación religiosa. Cuando estas iniciativas sexuales traspasan el área de lo íntimo y se practican entre adolescentes, además de la clandestinidad les asiste la ignorancia más supina de cómo hacer. Las prisas y el miedo les alejan del placer y del gozo más elemental.

 Si contemplamos estos encuentros entre personas del mismo sexo, los acompaña el agravante de rechazo social. Los encuentros sexuales en lugares más o menos retirados y discretos, someten a las personas que acuden en busca de sexo, a las mismas circunstancias negativas y nada satisfactorias. Es fácil observar que la gente busca desahogarse en lugar de encontrar una realización sexual. Más aún, una realización sensual y sexual.

Estas prácticas eróticas tienen su principio y final en el ámbito genital, con  ausencia de la más leve información empobreciendo en gran manera la realización sexual, proporcionando mucha frustración. En una relación íntima no solamente se encuentra el placer en lo genital, aunque sea lo más próximo y más placentero. En el encuentro íntimo entre dos personas, hay muchos conceptos que hay que cultivar y tener en cuenta. Estos conceptos no siempre se dan juntos, pueden ser más o menos esporádicos y también se pueden repetir con variaciones en el tiempo.

 La sensualidad, la sexualidad, el erotismo, la pornografía, la morbosidad, el cariño, las caricias, los masajes, el amor, la ternura… Esta amplia escala de emociones y sensaciones no tienen por qué hacerse presente en las mismas personas, siempre y para siempre. Para gozar de todas ellas es menester de una educación en el tiempo. Una disciplina dotada de una pedagogía y una didáctica, mencionadas más arriba, que constituyan la educación para realizarnos sexualmente en libertad.

 Hay también algunos conceptos que, bajo el prisma de la moral reinante, han sido anatematizados y criminalizados en su raíz de forma irracional e injusta.

 El Narcisismo como búsqueda del alter ego donde descubrimos el Narciso que todos llevamos dentro. Es un medio para fomentar la autoestima. Este valor es en sí positivo. Sería negativo si el narcisismo de uno invade y perjudica al otro.

 El exhibicionismo es negativo cuando se convierte en patológico, practicándolo sin respetar los derechos de los demás y sobre todo de la infancia y los dependientes. Pero el deseo de ser mirado y admirado por los demás no es negativo. Y el gusto por mirar y admirar la belleza y la sensualidad de los demás tampoco es negativo.

 El voyerismo, más coloquialmente llamado el mirón, es negativo cuando es patológico y sobre todo cuando se atrinchera en un lugar donde él se oculta.

 Los términos: lascivia, impudicia y concupiscencia, es verdad que, si les despojamos de todos sus aditamentos religiosos, nos encontramos que para la realización sexual son muy positivos. De igual manera al contemplar los términos de: castidad, pureza y virginidad. Son vocablos muy virtuosos desde el punto de vista de la moral religiosa. Pero que en la vida civil son opciones que sus contrarios no son considerados como negativos.

 Este breve ensayo tiene como objeto el colocar la realización sexual en el universo de las emociones consientes de cada ser humano. Enriquecer nuestra vida sexual al margen de los caducos conceptos, que ponen todo su centro de atención en los órganos genitales. Y sobre todo en el sexo rápido y en la eyaculación irrenunciable. Olvidando el orgasmo femenino.

 Es evidente que el movimiento LGTBI y Queer (Salud sexual en la adolescencia) ha roto el paradigma machista histórico y en este mapa de siglas, se agrupan todas las opciones de convivencia en libertad, igualdad y respeto. Este planteamiento tiene su vertiente legítima, legal y de justicia, pero sobre todo es una expresión de amor, por encima de la seguridad jurídica y las normas sociales

 La bandera del Orgullo LGTBI es una de las más bonitas, quizás por su colorido, representa un arcoíris, o por su significado. Es uno de los símbolos representativos de esta comunidad que aglutina a Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Intersex y Queer). Durante las reivindicaciones todos sus miembros la utilizan y con ella reivindican los derechos por la igualdad y el respeto que merecen. Hoy en día todavía siguen habiendo agresiones homófobas que remarcan la necesidad de la lucha.

 https://www.metropoliabierta.com/b-magazine/betrending/diseno-significado-bandera-lgtbi-orgullo_17808_102.html

 URBI ET ORBI

 





























































































3 EROS Y LA CRUZ

Ambos dioses son dos gigantes de la mitología antigua. Eros propiciaba la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad. Esto explicaba los diferentes aspectos del amor en libertad. Eros “el libertador”. Su equivalente romano era Cupido deseo, también conocido como Amor. Eros principalmente era el modelo del amor entre hombres, mientras Afrodita propiciaba el amor de los hombres por las mujeres. En ambas formas de consumar la relación sexual, Eros se hacía presente. La secuencia: atracción, deseo, posesión, placer, fertilidad y felicidad, suponía la realización natural, humana y a su vez divina. Sin límites ni prohibiciones. Sin premios ni castigos. En los actos de amor Eros ponía la semilla de la felicidad, de la vida en suma. No ha existido ningún otro dios que se incrustara en las entrañas de la naturaleza humana de forma más integral. No era un dios lejano, se hacía presente en la misma esencia natural del ser humano. Eros servía los pensamientos más estimulantes para hacerse presente y vivir las sensaciones en lo más íntimo y privado. Eros no conoce prohibiciones, tampoco concede recompensas. La recompensa se recibe en el instante mismo de la consumación del deseo, en la explosión del placer. En el orgasmo. De la posesión sexual del ser amado emana toda su potencia creadora. Eros no entiende de sexos. Sólo entiende de sensaciones libres de todo prejuicio y de cualquier complejo. Eros no respeta edades. Tampoco acota partes del cuerpo como preferidas exclusivas o excluyentes. Eros emana de los poros del cuerpo, se enreda entre los cabellos, busca entre los rizos de las barbas o se desliza por las suaves pieles de las hembras o los toscos torsos de los machos. Lo genital que sirve para garantizar la generación venidera, Eros no lo considera exclusivo para la procreación, ni tampoco para la consumación sexual. El cuerpo que es poseído por Eros es un todo y cada parte en sí misma tiene su manifestación erótica. Eros no pone límites al juego amoroso. Tampoco busca la fertilidad, ésta la encuentra en forma del nacimiento de otras vidas. Pero no es el fin, es una consecuencia emanada de la naturaleza. El hombre haciendo uso de su cuerpo y su razón llegó al conocimiento de que Eros vivía en el reino animal. Y es el ser humano quien racionalizando sus sensaciones, descubre que Eros no vive con él, sino que vive en él. Que ambos comparten una misma esencia. Cuando en el ser humano surge el deseo, reclama su presencia y Eros llega súbito. En la consumación del encuentro el hombre halla la recompensa. La vivencia erótica puede ser íntima o compartida, en ambos momentos Eros está allí, en los amantes. Los pueblos eligen sus dioses, no son los dioses los que eligen los pueblos. Aunque en el caso de la tradición del dios Yahvé, es la deidad quien elige su pueblo. “Yo seré tu Dios y tú serás mi pueblo. El pueblo elegido”. Eros y Yahvé son los contrarios, no solamente en este planteamiento preliminar, sino radicalmente en todo. Eros no dispone de clase sacerdotal para interpretar sus designios. Es una divinidad que viene del interior del ser, no de arriba. Sus preceptos los dicta al oído. Son sensaciones, vivencias y estímulos. No reclama sacrificios, ni somete a prueba alguna. La fidelidad está garantizada. La alianza entre Eros y el ser humano se guarda en el baúl de la privacidad. No obstante, antes de continuar desgranando las cualidades del otro gran gigante de la mitología, es preciso hacer dos salvedades: La primera es que Eros representa la parte más íntima del hombre y más próximo a la naturaleza. Y la segunda que Yahvé es el dios de lo que no se ve y contempla la lucha entre la carne y el espíritu. Y además Eros está presente en todas las mitologías del mundo porque es consustancial con la naturaleza humana y Yahvé rige los destinos de tres familias humanas: El hebreo llamado pueblo elegido. El pueblo islámico y el pueblo cristiano. Estos tres mitos monoteístas forman una unidad granítica en lo básico. De aquí lo atractivo del debate entre Eros y Yahvé. Este antagonismo hace más apasionante la dualidad a la cual está sometido el ser humano. Aunque los seguidores de Eros se ciñen en un momento de la historia al mundo clásico, tanto griego como romano, la esencia y existencia de este mito está presente en la misma naturaleza de los pueblos seguidores de Yahvé. No obstante, y a pesar de negar al sexo la presencia real que tiene, su historia está salpicada de eventos e hitos plenos de sexualidad. Entre los textos sagrados de estas tres religiones que adoran a un mismo dios, aunque bajo nombres diferentes, se encuentra el Cantar de los Cantares del rey Salomón. Destacado monarca por su sabiduría. Esta colección está compuesta de seis cantos escritos para ser cantados por dos amantes, la esposa y el esposo y apoyados por un coro. Es un cántico de amor utilizando un lenguaje directo. Sensual y sexual, donde Eros está presente en positivo. No obstante, los exégetas no han dudado a través de los siglos, incluir este maravilloso poema de amor entre un hombre y una mujer, como libro religioso con valor inspirado y considerándolo texto oficial. Pero los prejuicios de la tradición se han encargado de hacer una lectura hermenéutica de la expresión literal del texto. Y tienden a interpretar estos versos como una alegoría del amor entre el Yahvé y su pueblo elegido. Esta paradoja que convierte un texto directo en un lenguaje figurado, marca la lucha que vive el hombre entre las pasiones que le conducen al gozo y el placer, y el autodominio que hace meritorias sus obras, reprimiendo sus instintos más primarios. Pero sigamos contemplando su enfrentamiento. Yahvé, que significa “Yo soy el que soy”, se sirve de los hombres para revelar su doctrina y manifestarse a su pueblo. Para ello elige a la clase sacerdotal, patriarcas y profetas. Son éstos los que se ocupan de escribir y predicar las consignas del dios. Para poder entrar en contacto con la doctrina de Eros, es preciso iniciar la génesis de la existencia del hombre. Después de crear el mundo en seis días. Tomando barro modela el cuerpo del hombre y postrándole en un profundo sueño, Yahvé le quita una costilla y crea a la mujer. ¡Esto sí que es carne de mi carne y huesos de mis huesos! Exclama Adán al contemplar a Eva por primera vez. El primer mandato que les da es la procreación: ¡Creced y multiplicaos y henchid la tierra! Este dios no les concede más información directa, aunque la naturaleza les propicia la cohabitación y el ayuntamiento para que la procreación sea una realidad. Y después de un cierto tiempo, la tierra ya dispone de cuatro habitantes sobre su faz. A partir de esta realidad Yahvé les marcará el camino a seguir dando lugar a un larguísimo relato. Historia tan larga como la vivida por Eros. Las leyes de Eros eran las leyes naturales gobernadas por la razón, o renunciando a ella, a diferencia de los animales que estaban guiados por el instinto, sin que les quede otra opción. Yahvé les entrega Los Mandamientos. Dentro de estos preceptos hay dos que tiene relación con Eros. No adulterarás y No desearás la casa de tu prójimo, ni la mujer de tu prójimo... Para la procreación establece unos canales de realización, marcados por el carácter tribal, familiar y de clanes. El mandamiento no adulterarás establece que comete adulterio quien viola la fidelidad conyugal. Es decir, el ayuntamiento carnal realizado por una persona, que estando casada cohabita carnalmente con otra que no es su cónyuge. Esto supone la violación de un contrato, que en las épocas tribales tenía muchas connotaciones de contaminación de la sangre y de herencias. Generaciones más próximas han definido este precepto como no fornicarás, que si consultamos el único mandamiento encerrado en un único vocablo, fornicar significa: Tener comercio carnal con prostituta o practicar el coito fuera del matrimonio. Las dos palabras se refieren al mismo hecho, pero valorando consecuencias diferentes. A la tradición le ha convenido acotar el sexo exclusivamente para el matrimonio y añadiendo que sólo puede ir encaminado a la procreación, como remedio a la concupiscencia.

Pero si contemplamos el otro mandamiento bajo la influencia de Eros, incluye en el mismo mandato la codicia de todo aquello que posee el prójimo, sin excluir nada y sin hacer ninguna discriminación. No obstante, la tradición desdobla su contenido en dos. Por un lado no desearás la mujer de tu prójimo, donde se centra en la cuestión sexual, apartándose de la codicia. De esta forma Eros es encorsetado dentro de una serie de normas que nada tiene que ver con su naturaleza primitiva. Aquellas conductas que se exceden de estos esquemas son reprimidas, mal vitas y hasta castigadas por la sociedad de la época. Eros no discrimina a hombres y mujeres y Yahvé somete la mujer al hombre. El apartarse de la procreación establecida es onanismo. Onán estaba obligado a casarse con la mujer de su hermano muerto y a tener hijos. Y Onán eyaculaba en la tierra. Es decir, evitaba la procreación sin renunciar al placer Yahvé que Eros le proporcionaba. Considerando por algunos en el entorno de Yahvé como una forma de masturbación. Es un encuentro con Eros en su intimidad. Yahvé desde su origen determinó que el hombre sería probado en su fidelidad a su dios y sería merecedor de gozar con él en el cielo eternamente. Eros engrandece la pasión y las pasiones. Yahvé penaliza el ser esclavos de las pasiones y es una virtud meritoria el evitarlas. Eros encuentra la libertad en la pasión. Yahvé, por el contrario, un hombre dócil a las pasiones, sobre todo carnales, es un hombre esclavo de ellas. Eros encuentra virtud en los placeres. Por el contrario, Yahvé considera vicios y desordenes condenatorios. Eros consumando los deleites sexuales, el hombre se reconcilia con la armonía de la naturaleza. Yahvé somete al ser humano a la prueba fundamental, renunciar a Eros, como causa de todas las perversiones. Eros garantiza en este mundo el gozo y el placer como premio a todo aquel que sea dócil a sus pretensiones. Eros a través del deseo y el placer, provoca la satisfacción y la libertad, sin embrago Yahvé hace reo de culpa a todo aquel que abuse del sexo fuera de los cánones establecidos: La procreación, el rito de la circuncisión y las costumbres tribales. Eros, sólo reclama entrega, Yahvé, fe y esperanza. En la opción del dios Yahvé, previamente se ha de creer en él. Sin la fe en su divinidad, el ser humano no entrará en el reino prometido. Eros no cree en el alma, porque sólo dispone de cuerpo y razón. Yahvé ha creado al hombre a su imagen y semejanza, negándole todo derecho sobre el cuerpo. Aunque le concede el libre albedrío de decidir entre el bien y el mal. Siempre de acuerdo con los criterios de sus mandamientos. Ambas divinidades están enfrentadas en las entrañas del ser humano. La vida de los hombres y las mujeres es el resultado de la pugna de dos dioses por conseguir su hegemonía. Eros al servicio del deseo. Yahvé sembrando la inquietud por la trascendencia, ahuyentando el temor a dejar de existir y volver a la nada. Eros carne próximo y tangible, aquí y ahora. Yahvé espíritu lejano e incierto, pero con esperanza. He aquí la inquietante armonía: ¡Creced y multiplicaos! ¡Gozad y sentíos libres!

GALERÍA PARA LA REFLEXIÓN


































































































































































































































4 EL DERECHO A LA REALIZACIÓN SEXUAL

 Mis conocimientos teológicos adquiridos en mi época pía cuando casi levitaba, me permiten hacer una abstracción racional del amor humano, a sabiendas que entrará en contradicción con la clase sacerdotal, que se arroga la infalibilidad de la interpretación de la verdad revelada. No obstante, dentro de la cultura de tradición judeocristiana, para los creyentes que admiten que Dios se hizo hombre, tiene mejor comprensión la humanística de Cristo, porque dispone de dos naturalezas, la divina y la humana. Y esta última no puede quedar mutilada y mermada en sus atributos.

Yo entiendo el amor animal como el conjunto de afectos y emociones que sienten los animales en sus relaciones grupales. Es evidente que yo me ocuparé del amor animal en la tribu de los racionales. Es decir, del amor humano. En mi breve presentación he utilizado la premisa de que el amor bíblico, prescinde siempre del sexo y la sexualidad como colaboradores necesarios en todas las manifestaciones del amor. Los órganos genitales del ser humano, mujer u hombre, tienen como único fin la procreación: “creced y multiplicaos…” La sexualidad, el erotismo y el placer que emana de sus emociones y sensaciones, están vetados para los creyentes. Es un mandamiento que, aunque no está incluido en el Decálogo que Yahvé-Dios entregó a Moisés, se puede formular como el undécimo mandamiento: “No gozarás”.

 Mi reflexión es muy simple, aunque sobrepase las líneas de la ortodoxia y alcance la herejía. Se trata de ensamblar la sensualidad y la sexualidad en el juego amoroso; uniendo el resto de los miembros a los genitales como partes del mismo cuerpo; activando emociones con los cinco sentidos. De este modo la sensualidad se enriquece y la sexualidad descubre la dimensión placentera al margen de la procreación.

A partir de este planteamiento es preciso considerar a los órganos genitales y la sexualidad como factores positivos. Este brevísimo ensayo tiene la intención de presentar la realización sexual como un hecho positivo en la vida del ser humano. La Razón nos dice que no puede existir ninguna deidad que prohíba el amor con todas sus cualidades positivas: de libertad, igualdad, placer, gozo y hermandad.
Invito al internauta que navegue por este ensayo, que tome todas y cada una de sus páginas como partituras de los movimientos de un macro concierto. Pero se han de tocar y escuchar todas ellas en clave positiva. La sensualidad, la sexualidad, el erotismo, la pornografía, son valores positivos que no entienden de género. (*) La autocomplacencia y la complacencia mutua son variantes para alcanzar la felicidad. El contenido de este Blog tiene como vocación que quien se asome a sus páginas, sienta toda la energía que excite su lívido sin pudor… La libido, es decir:

 “Deseo sexual, considerado por algunos autores como impulso y raíz de las más varias manifestaciones de la actividad psíquica”

 (*) Y que sepas que yo, no he roto nada... ni paradigmas ni nada parecido.

Creo que no sabes (seguro que es de lo poco que NO debes saber).

Que somos muchísimos, muchísimos millones los que desde la clandestinidad disfrutamos de una sexualidad que no ha sido aprendida ni enseñada. Es instinto, amigo y ya te digo que, en mi campamento de tiendas de campaña, las mujeres no tienen permitida la entrada porque mi sexualidad, sí tiene género.

No te voy a decir que vayas a esos sitios sórdidos (son los que más me gustan a mi) a que te cuenten... hay que saber moverse en esos ambientes y tienen su peligro si no conoces ese mundo, pero, es dónde vas a encontrar testimonios como el mío. Siempre me ha gustado contrastar experiencias, desde que me hacía mis primeras pajas con mis primos o, los papás de mis amiguitos.

Tenemos que contarnos cosas, amigo... Estoy seguro que te van a gustar...o no, pero yo creo que sí.

 Sexo impúdico como debe de ser…

 ¿Y no prefieres excitarte “ponerte” con otro tipo de situaciones?

Es que una vez cara a cara y dos cuerpos desnudos enfrentados a lo que ya sabes que va a pasar, para mí no tiene tanto morbo... a no ser que yo sea el que mira.

Me gusta el sexo compartido entre varios. Me gusta ver cómo los demás se excitan sabiendo que yo me excito viendo lo que hacen. Es un complemento para mí, de un poder llámalo libidinoso, sucio o, impuro que cumple perfectamente su labor de satisfacerme más completamente. Digo sucio, impuro y guarro porque es la percepción que se suele tener del sexo en grupo y sí... es posible que sea así, pero yo lo prefiero.

Buenos días, amigo.

VÍDEO MP-4 ERECTUS

Para la lectura completa de los textos puedes bloquear el cursor.

 https://drive.google.com/file/d/127vuDRaWeXDXOkYIJ1SY0JZ8sbVGRAxi/view?usp=sharing




































5 LA SEXUALIDAD NO TIENE SEXO

LA SEXUALIDAD NO TIENE SEXO

 Mejor dicho, la sensualidad y la sexualidad no tienen género. El género masculino y femenino o viceversa sólo sirven para la procreación y supervivencia del género humano. La sexualidad atribuida a las mujeres y los hombres en exclusiva, obedece a convencionalismos culturales, sociales y religiosos. Muchos de ellos heredados de los ancestros más primitivos. Los atributos genitales de la mujer están ligados a la fertilidad y la procreación, garantía de perpetuarse el linaje o el clan. Y los órganos genitales del hombre garantizan la otra parte imprescindible para el nacimiento de otro ser humano. La sexualidad tal y como se interpreta en la actualidad; venciendo los prejuicios religiosos del Medievo, es una parcela común que corresponde a la persona, al margen de su género. Placeres, sensaciones y emociones que solamente corresponden a la ley natural, de que a todo estímulo corresponde una respuesta. La sensualidad se percibe a través de los cinco sentidos y la sexualidad es cuando intervienen en el estímulo los genitales, precisamente, en su función no ligada forzosamente a la procreación. La realización sexual es un derecho inalienable de la persona y nada tiene que ver con su fin reproductor. De hecho y de derecho se ha establecido que las relaciones sexuales han dejado de estar encofradas en estructuras religiosas, ajenas a los sistemas políticos libres y democráticos. Este brevísimo ensayo tiene como humilde y modesta intención, el sacar del ostracismo la figura representativa del sexo históricamente secuestrada. Un hecho natural que además de ser de público conocimiento, sin embrago hipócritamente se oculta ante quien lo conoce perfectamente. Por supuesto que este texto solamente va dirigido para que sea exhibido entre los pares en igualdad de circunstancias. Con una sana y libre educación sexual dentro de la Familia y la Escuela, desaparecerían del mapa los conceptos de pornografía, indecencia e inmoralidad. Estas imágenes son positivas en sí mismas y además estimulantes para la realización sexual.

 NOTA PREVIA

 En el siguiente PDF se ha editado en base a la discriminación positiva del hombre. Es evidente que la hemeroteca de libros y revistas han presentado a la mujer como objeto de placer sexual a través de pornografía al servicio de los hombres. Sin embargo, la siguiente galería es una exhibición del desnudo de la mujer como arte.

 https://drive.google.com/file/d/1uUXufpztHfisSFadbnV0qrz27_ImN5al/view?usp=sharing

 

GALERÍA DE ARTE

 







































6 JESUCRISTO Y LA SEXUALIDAD

JESUCRISTO Y LA SEXUALIDAD

 Si el Cristo poseía las dos naturalezas, no sería razonable mutilar una de ellas o castrar atributos que la caracterizan y constituyen. Y como consecuencia de esta semejanza con el resto de los hombres, la lógica divina no contemplaría someter a la humanidad a esta contradicción. Ateniéndome siempre a los principios de humanidad, debería ser verosímil que el Cristo tuviera un desarrollo humano sacralizando todo aquello que Dios había dispuesto. Evidentemente me estoy refiriendo a la sexualidad inherente a la persona humana de Cristo en particular, y al género humano en general.

 Quizás sea un atrevimiento por mi parte, pero quizás los protagonistas de estas fotografías, no estuvieran realizando una acción trasgresora sino una lectura teológica, más acorde con la nueva interpretación de los signos de los tiempos. Estas situaciones presentadas en esta galería de imágenes, sacralizan la sensualidad, la sexualidad y el erotismo. Más aún, libres de prejuicios y complejos muestran el misticismo de la condición sexual del ser humano. Esta interpretación presenta al Dios más Hombre y al Cristo más Dios.

 La sexualidad como valor positivo y el gozo erótico, son virtudes que engrandecen al ser humano y le asemejan más a Dios. La sexualidad se ensambla en el amor sin entender de géneros. La genitalidad sirve para la procreación mediante el ayuntamiento de una mujer y un hombre. No obstante, la sexualidad hace iguales a hombres y mujeres, y es la expresión de su amor sin distinción de género. Esa es la grandeza de la naturaleza humana del Dios hecho hombre. La presencia, más aún, la convivencia del símbolo de cruz con la desnudez humana y la sensualidad y sexualidad a flor de piel, suponen la expresión del misticismo más puro, ausente de pudor…

 Observando estas imágenes de hombres consagrados, aunque fuere desde el punto de vista teológico más laso, suponen una transgresión de los valores de pureza, pudor y virginidad, tradicionalmente aceptados por la observancia ortodoxa. No obstante, me voy a permitir hacer una lectura más realista contemplando que la segunda persona de la Santísima Trinidad, se hizo hombre manteniendo dos naturalezas, divina y humana.

 THE ORTHODOX CALENDAR 2016

 https://lusstspiel.blogspot.com/2015/10/the-orthodox-calendar-2016-preview.html?zx=da42345e0cbc99f8

 LOS CURAS

 "Empiezan a revolotear a tu alrededor nada más nacer, cuando te bautizan, te los vuelves a encontrar en el colegio, si tus padres han sido tan beatos para encomendarte a ellos; luego viene la primera comunión, y la catequesis, y la confirmación; y ahí está el cura el día de tu boda para decirte lo que tienes que hacer en la alcoba, y el día siguiente en confesión para preguntarte cuantas veces lo has hecho y poder excitarse detrás de la celosía. Te hablan con horror del sexo, pero los ves salir todos los días de un lecho incestuoso sin ni siquiera haberse lavado las manos para ir a comerse y beberse a su señor, y luego cagarlo y mearlo. Repiten que su reino no es de este mundo, y ponen las manos encima de todo lo que puedan mangonear. La civilización nunca alcanzará la perfección mientras la última piedra de la última iglesia no caiga sobre el último cura y la tierra quede libre de esa gentuza". Cita tomada del libro "El cementerio de Praga" de Umberto Eco.

 LA CRUCIFIXIÓN Y LA DESNUDEZ

 “Se trata de una ejecución de la pena capital, que Roma aplicaba en casos extremos a esclavos, bandidos y prisioneros de guerra especialmente conflictivos y recalcitrantes. Consistía en suspender de un madero el cuerpo desnudo del reo, con los brazos extendidos sobre otro madero transversal, y prolongar el suplicio hasta que le sobreviniera la muerte. Para que ésta no se prolongara indefinidamente, el reo solía ser previamente azotado. A veces se precipitaba intencionalmente la hora de la muerte, mediante algún tipo de agresión directa sobre el cuerpo crucificado. Aunque el suplicio de la crucifixión no ha sido exclusivamente practicado por los romanos, fue sin embargo entre este pueblo donde adquirió mayor renombre y donde quizá sus técnicas han estado más definidas. El reo más famoso de todos los tiempos que sufrió tal martirio fue Jesús de Nazaret, en Jerusalén, hacia el año 30 d. C., por sentencia del gobernador romano Poncio Pilato”.

 LA CRUCIFISIÓN

 https://mercaba.org/DJN/C/crucifixion_historia.htm 

 JAM MONTOYA

 http://fotografiatallerderetrateria.blogspot.com/p/jam-mpntoya-2015.html

 LA DESNUDEZ DE JESUCRISTO

 









7 EL LENGUAJE Y LA SEDUCCIÓN


EL LENGUAJE Y LA SEDUCCIÓN

 Virtudes rescatadas del baúl de los vicios

La libido nos despierta el deseo sexual.

La concupiscencia procura los placeres más deshonestos.

La lujuria nunca encuentra excesivo el erotismo de la carne.

Si alguien renuncia al roce de los cuerpos.

La elección nos hace libres, pero no más meritoria.

La fornicación es tan humana como el erotismo.

La excitación nos transporta al amor de dos personas.

La masturbación un canto a la autocomplacencia.

El lamerse y mamarse, una felación de donación mutua.

La sodomía y la fornicación son caras de una misma sexualidad.

Eros es el dios pagano creador de la energía sexual.

En potencia disponemos de ella como seres humanos.

Somos nosotras quienes la convertimos en actividad sexual.

La energía y la materia no se crean ni se destruyen.

Solamente se transforman en nuestros cuerpos.

Todo es virtuoso en la actividad sexual.

El vicio lo crea la prohibición y el pudor.

El ser humano lascivo que tiene un exacerbado deseo sexual.

Acapara para él y su pareja el placer y el gozo.

Ambos encuentran en esta fusión el orgasmo y el éxtasis.

 

EL SIRTAKI DE LOS PENES DESNUDOS

 

https://www.youtube.com/watch?v=EBhf8x_


LA INTIMIDAD

 


 
 

EL DESNUDO COMO SÍMBOLO DE VERDAD 

 


 

EL DESNUDO PREÑADO DE ENERGÍA SEXUAL

 https://drive.google.com/file/d/1NMTqoO8oZkC3tD-UJ0lD05cyGsl2oxHu/view?usp=sharing



Álbum PDF: 

 https://drive.google.com/file/d/1x_lZLQuKoPmkCNc2Wv8On9VQ5FXWY7wm/view?usp=sharing

  

8 EROS Y EL AMOR PLATÓNICO

Eros es el amor en su esencia primitiva, está más próximo del animal, que todos llevamos dentro, que del hombre racional, cultivado y responsable. El amor entendido como la expresión del encuentro corporal, donde asisten como protagonistas los cinco sentidos. Si bien interviene la razón, no es para armonizar, sino para ser testigo mudo y pasivo del juego amoroso. Eros como interpretación del amor en el mundo de los clásicos, se refería a la relación entre hombres, no obstante, puede hacerse extensible a hombres y mujeres; incluyendo el amor lesbiano. Los sentidos y el sexo en estado puro, sin más injerencias ambientales y periféricas. Sexualidad y sensualidad. Erotismo engendrado por Eros, como patrimonio diferenciado entre el hombre y la bestia. Donde el amor es sexo, y el instinto de los amantes predomina sobre la razón. Los prejuicios nos pueden escandalizar y los complejos limitar, pero la celebración desnuda del amor en el lecho carnal, sin límites y sin establecimientos previos, puede ser monótono, pero también creativo, único e irrepetible. Producto de la diferencia entre el instinto predestinado y el libre albedrío de la razón. Cuando abundamos en definir el amor humano, bajo el prisma de Eros, hallamos un sinfín de atributos. Todos encaminados al gozo y a los placeres sexuales. Lujurioso se podría denominar bajo la cultura judeo-cristiana. Ajeno a la procreación. La naturaleza sella en el instinto de los animales la multiplicación de la especie. Para los humanos es opcional y ahora más que nunca. El amor sin contaminación busca y encuentra su fin en sí mismo.

Las consecuencias del amor se desprecian o se evitan previamente. El amor se consuma en estado puro. Allí sólo importan los atrapados por Eros. No existe nadie más. Podemos ahondar más y adjudicarle más atributos y epítetos: El amor es efímero, aunque nadie quiere que termine, no es eterno. Tampoco somos conscientes de que cuando se contamina, se doméstica, y se transforma. El amor es salvaje y posesivo. Egoísta y celoso, ciego e insaciable. Sensual y sexual. Infantil y caprichoso. Inmaduro y adolescente. Irresponsable y apasionado. Se siente libre. Atrapa y hace esclavo al ser amado. Comienza y concluye en el cuerpo. Nada y nadie existe cuando Eros hace su presencia. ¿Cuáles son las impurezas que hace que el Amor-Eros abandone la perfección? Pues todo aquello que lo va domando, racionalizando y poco a poco alumbrando su principal cómplice y a su vez rival. Éste no es más que el Amor-Cáritas en el universo judeo-cristiano, y el Amor-Ágape en el greco-romano. El cariño. El amor es el presente y el cariño eterno. A pesar de ello, cuando las brasas encenizadas del cariño, acarician la brisa de la sexualidad, aviva la llama del amor, Eros hace renacer el presente. El amor vuelve a ser efímero.

Eros sólo se hace presente cuando la cópula amorosa se lleva a cabo bajo la influencia de verbos adolescentes, no adultos. Verbos vírgenes, sin contaminación del deber, el mandato o la responsabilidad. “Me gustas”. “Te deseo”. “Te quiero para mí”. “Ansió poseerte”. “Sigue, no pares nunca”. “Lo quiero, aquí y ahora”. “Compartamos el gozo”. “No me harto de…” Lo quiero todo ya”. Cuando el amor intenta crecer, abandona el estado salvaje y se encuentra en el mundo de la razón. En el mundo del deber y convenir. Obligaciones y convenciones de la sociedad. Estos verbos ahogan el amor. La madurez y la responsabilidad son incompatibles con el amor en libertad, limpio y desnudo. Sin previsión, espontáneo. El arte de amar con el concurso de Eros, quizás, está en conseguir la capacidad de desnudarse y abandonar en el dintel del lecho amoroso, todo aquello que estorba a la pasión primitiva. La convivencia es el primer enemigo del Amor-Eros, puro, salvaje, natural y primario. A pesar de que esto pueda provocar, escandalizar y transgredir la inercia de la historia. Eros es la libertad, no conoce ataduras y responsabilidades. El Amor-Eros es lo contrario del Amor-Cáritas. Egoísmo contra generosidad. Entrega y donación contra posesión y pasión. Eros no renuncia a nada, siempre quiere más y sólo entrega aquello que recobra con réditos. Otorga felicidad porque le reporta felicidad. No entiende de renuncia y mucho menos de ausencia de placer. El sexo es la piedra angular de su estructura. El amor puro es la esencia del gozo, de la posesión, de la satisfacción plena, del sexo consumado, de la lujuria, de lo amoral, de la transgresión, de la consumación del deseo sexual. Se comporta como si ninguna deidad existiera. Después del amor, sólo hay más amor. Hasta el infinito. Hasta la eternidad. El débito conyugal, el matrimonio legal, la familia, la procreación y todos los valores humanos de la convivencia, surgen al margen de este amor. Cuando el amor supera o se contamina con el mundo que sirve de vestido a los amantes desnudos, surge el amor domesticado por la tradición secular y sobre todo religiosa. Ese amor contaminado, adulterado y nada transgresor, abandona su estado de inocencia adolescente y primitiva, y se convierte en el garante de la felicidad colectiva y allí se engendra la procreación, el amor filial, el cariño, la ternura y tiene vocación de perpetuarse. Eros huye espantado de esos lugares hacia otros derroteros; acechando nuevas presas…

Revisando este texto a la luz de lo que se viene considerando como amor platónico, podría interpretarse que el amor platónico es el amor ausente de toda relación física. Se comete un error al contemplar este amor como espiritual ausente de todo lo material, sexual o erótico. La filosofía de Platón nos hace comprender mejor el amor entendido por el filósofo cuando nos explica a través del Mito de la Caverna, la existencia de dos mundos. El mundo de los sentidos, de la naturaleza, es decir, del hombre. Y otro mundo el de las ideas, que se llega a él a través de la razón al conocimiento a la perfección y a la libertad. Entonces un amor será platónico, es decir perfecto, ideal, virtual, sublime... Si es el reflejo del amor perfecto que se encuentra en el mundo de las ideas. Pero Eros es un bien en el mundo de las ideas y cuanto más se acerque a ese ideal más platónico será, pero también más real y sensual. Se alejará del mundo de las sombras y se acercará al mundo real, donde el sol es el foco de la luz y donde se consuma nuestra realidad.