EL ARTISTA QUE DEJÓ TATUAR SU CUERPO CON SU PROPIA OBRA
Oliver,
un hombre valiente y libre.
Artista
que utiliza su piel para esculpir su obra pictórica.
Maridaje
perfecto entre el cuerpo y el tatuaje.
Primitivo
por su naturaleza.
Clásico
por su escultura.
Renacentista
por su culto al Hombre.
Brutal
en sensibilidad, sensualidad, sexualidad y erotismo,
Pornografía
ética y amoral.
Abrazo
impúdico entre estética y libertad.
Erotismo
creación y AMOR...
Pedro
Taracena Gil
Periodista
DOLOR
Y PLACER
Por
Pedro Taracena Gil
Periodista
En
la actualidad, es una moda muy popular, sin distinguir clase social, género o
edad. Al ser una huella difícilmente reversible, es preciso constatar el
convencimiento íntimo y personal, después de una reflexión de que estemos
seguros de la decisión tomada.
Una
vez tomada la decisión es preciso encontrar, no solamente al artista que lleve
a cabo la grabación, sino que las condiciones sanitarias nos alejen de infecciones
u otros riesgos no deseados.
He
tenido la ocasión de contactar con alguna persona que me ha explicado el
simbolismo de sus tatuajes. Desde las iniciales tomadas de las firmas
autógrafos de los nombres de sus seres más queridos, hasta la simbología que le
hacía recordar a su abuelo boxeador peso mosca.
Pocas
partes del cuerpo humano se pueden encontrar libres de ser tatuadas. Según sea
el tamaño de la parte a tatuar y que sea más o menos policromada, la duración
de cada sesión y el número de las mismas será muy diferente.
Que
las agujas que inyectan la tinta de cualquier color, producen dolor es
innegable. Pero quizás sea la primera oportunidad de constatar de que es una
intervención difícil de borrar. Y sobre todo de tomar la decisión de seguir o
detenerse en el propósito de lucir un tatuaje sobre su piel. Es fácil de
comprender que, al margen de la intención de la persona afectada, un cuerpo
tatuado puede provocar emociones sensuales, sexuales o eróticas. Si bien en el
proceso de ejecución el sujeto ha sufrido una auténtica pasión, en algunos
momentos hasta cruenta, no se puede negar que una vez curado de la agresión
sufrida en su cuerpo, la satisfacción, el gozo y el placer suponen una emoción
de mayor duración. Hay partes tatuadas que pertenecen a la intimidad del
tatuado, pero hay otras que cumplen una función exhibicionista sin alarma
social.
Hablemos
ahora del origen de los dibujos, letras o auténticos lienzos policromados. Hay
quienes prestan su cuerpo para que el tatuador le grabe un dibujo realizado por
ellos mismos. De cualquier forma, el tatuador al margen de las garantías
sanitarias ha de ser un artista. Como poco un buen copista.
EL TORMENTO Y EL ÉXTSIS
Desde
mi atalaya personal, Oliver tiene un alto grado de autoestima y esto le lleva a
saber sufrir y gozar conscientemente de su cuerpo. Un hombre enamorado de su
obra y de sí mismo. Lo suficiente como para no caer de un narcisismo patológico
y tampoco un exhibicionista inmoral. En la medida que él es el primer admirador
de su cuerpo y de su obra, permitirá que los demás el admiren y le amen. No
tiene la naturaleza de la víctima estéril, sino el perfil del deportista que se
inmola para gozar de las mieles del triunfo, que no del éxito. La contemplación
de un hombre desnudo tatuado con sus propias pinturas, supone un cántico a la
libertad sexual, la alegría y el gozo; olvidando cual asceta los momentos
padecidos.
La personalidad de este hombre es recia y resistente como su obra.
El
arte que embriaga nuestros sentidos es sublime.
Provocador
de emociones preñadas de humanismo.
Sexualidad
que nos conduce a la mística más pura.
Libertad
grabada a sangre y fuego.
Albergué
muchos temores antes de emprender la crítica de su cuerpo convertido en su
obra, porque: ¿Quién soy yo para calificar o clasificar las emociones,
sensaciones, sentimientos o debilidades de un hombre libre?
Lars Oliver Gail
GALERÍA DE TATUAJES